28 «No haya lucha entre vosotros y yo; iré a veros amistosamente con
una pequeña escolta.»
29 Fue pues, donde Judas y ambos se saludaron amistosamente, pero
los enemigos estaban preparados para raptar a Judas.
30 Al conocer que había venido a él con engaños, se atemorizó Judas
y no quiso verle más.
31 Viendo descubiertos sus planes, Nicanor salió a enfrentarse con
Judas cerca de Cafarsalamá.
32 Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los
demás huyeron a la Ciudad de David.
33 Después de estos sucesos, subió Nicanor al monte Sión. Salieron
del Lugar Santo sacerdotes y ancianos del pueblo para
saludarle
amistosamente y mostrarle el holocausto que se ofrecía por el rey.
34 Pero él se burló de ellos, les escarneció, les mancilló y habló
insolentemente.
35 Colérico, les dijo con juramento: «Si esta vez no se me entrega
Judas y su ejército en mis manos, cuando vuelva, hecha la paz,
prenderé
fuego a esta Casa.» Y salió lleno de furor.
36 Entraron los sacerdotes y, de pie ante el altar y el santuario,
exclamaron llorando:
37 «Tú has elegido esta Casa para que en ella fuese invocado tu
nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo;
38 toma vengaza de este hombre y de su ejército y caigan bajo la
espada. Acuérdate, de sus blasfemias y no les des tregua.»
39 Nicanor partió de Jerusalén y acampó en Bet Jorón, donde se le
unió un contingente de Siria.
40 Judas acampó en Adasá con 3.000 hombres y oró diciendo:
41 «Cuando los enviados del rey blasfemaron, salió tu ángel y mató a
185.000 de ellos;
42 destruye también hoy este ejército ante nosotros y reconozcan los
que queden que su jefe profirió palabras impías contra tu Lugar
Santo;
júzgale según su maldad.»
43 El día trece del mes de Adar trabaron batalla los ejércitos y salió
derrotado el de Nicanor. Nicanor cayó el primero en el combate,
44 y su ejército, al verle caído, arrojó las armas y se dio a la fuga.
45 Les estuvieron persiguiendo un día entero, desde Adasá hasta
llegar a Gázara, dando aviso tras ellos con el sonido de las trompetas.
46 Salió gente de todos los pueblos judíos del contorno y,
envolviéndoles, les obligaron a volverse los unos sobre los otros.
Todos
cayeron a espada; no quedó ni uno de ellos.
47 Tomaron los despojos y el botín; cortaron la cabeza de Nicanor y
su mano derecha, aquella que había extendido insolentemente, y
las
llevaron para exponerlas a la vista de Jerusalén.
48 El pueblo se llenó de gran alegría; celebraron aquel día como un
gran día de regocijo
49 y acordaron conmemorarlo cada año el trece de Adar.
50 El país de Judá gozó de sosiego por algún tiempo.